- Es que no me apetece. Tan sólo quiero que me abraces - eso debe ser la voz de mi mujer porque yo no había abierto la boca.
Petrificado y ojoplático la miro con cara de jilimemo y ella me dice:
- Ya te has enfadado, es que no eres capaz de entender mis necesidades emocinales como mujer.
¡Kagüenmiputavida!
A levantarse toca para recoger las fresas y el champan, apagar la musiquita, guardar los aceites de masaje y de cabeza al agua fría de la ducha, a ver la telemierda de la noche y al rato me dormí con la vena del cuello todavía inchada.
El sábado siguiente fuimos de compras al centro cerciorándose previamente ella de que cogía la tarjeta de crédito de la de pagar gordo, entramos a una tienda y mientras ella se probaba unos vestidos carísimos yo hacía de percha movil sin inmutarme ni protestar. Como no podía decidirse por ninguno, le dije que se llevara tres.
Entonces me dijo que necesitaba unos zapatos que le hicieran juego, le contesté que me parecía bien y que también debería mirar algún complemento que acentuase la belleza que remarcaban todos los conjuntos, incluido algún bolso de Gucci.
Ella me miraba con gesto de incredulidad pero tan emocionada que no podía borrar una sonrisa de oreja a oreja.
No se si era por provocarme pero también escogió una minifalda de esas que no dejan nada a la imaginación, una blusa transparente y unos conjuntos de ropa interior y al decirle que se comprara todo lo que quisiese me miro pensando que me había vuelto loco. Creo que en ese momento entró en un momento de excitación cuasi sexual y acabamos con varias bolsas, bueno, acabé yo casi sin poder mover las piernas y ella revoloteando alrededor mío.
Cuando faltaba menos de un metro para llegar a la caja, con la tarjeta preparada entre los dedos y pagar me paré de golpe sin hacer otro gesto.
Ella extrañada me preguntó por si me pasaba algo.
Yo me quede un minuto en silencio y le dije mirando sus ojos con cara descompuesta:
- Lo siento, creo que no me apetece, tan solo quiero que me abraces.
Joder, qué momento, que cara puso, creo que ví como le salía humo por la orejas, como iba subiendo el tono rojo brillante de su piel, no le caía ni gota de sangre pero se debió clavar las uñas en las palmas de las manos, empezó a ladear la cabeza a cámara lenta y antes de que explotase todo en medio de la tienda le dije:
- Es que no eres capaz de entender mis necesidades financieras como hombre.
Es incomodo de cojones el sofá para dormir, merece la pena todo el dolor de espalda acumulado durante estos día porque creo que en ese momento tuve un orgasmo mental como jamás tendré ningún otro en toda mi vida.
Solo aconsejable a los hombres que, de forma previsora, tengan un sofá cómodo para pasar largas noches.
Y recuerda que la vida puede ser maravillosa.
Adiosito vecinito.
El cuarto mono te enseña, el cuarto mono entretiene y yo te digo contento, hasta el post que viene
No son ellas las que no quieren dormir con nosotros, pues que sean ellas las que se piren al sofá, y nosotros también sabemos castigar con el "sexo" y si no me preguntas y te enseño, hahahaha
ResponderEliminar